Relato desde Pamplona I

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Juan

04-04-2020

Un año más, ya son casi siete. En junio del 2013, fue un año para olvidar, desde entonces estoy privado de libertad, los que estamos entre muros ,tenemos claro, que hemos perdido muchas cosas de la vida real. Desde el momento en que dejas de tener libertad la felicidad pasa a desaparecer.

Este relato lo escribo para todas las personas de este país que ahora por culpa del coronavirus no tienen más remedio que estar encerradas en sus casas. Mi intención es darles ánimos y que por favor no dejen de luchar, que con voluntad y actitudes positivas se mostrará el día a día más llevadero.

Bueno, pues el impacto de entrar en prisión te deja noqueado mentalmente y no sabes realmente por donde tirar, quiero contar como sobrevivo a todo esto y pienso que con este escrito daros un foco positivo para que no quedéis atrapados en una rutina diaria. Los primeros días de prisión fueron espantosos y de momentos de gran estrés, y del estrés se pasa a la violencia. Puedo contar que por estos lares la rutina te envuelve en sus redes como una araña que caza su pieza.

Aquí tienes dos opciones; o te aíslas quedado atrapado en una depresión o pasas por la situación de acogerte en las actividades que te ofrece en centro penitenciario. Yo elegí la segunda, de esta manera los días empiezan a correr un poco más rápidos, sobretodo en las actividades de la escuela, meditación, yoga, pintura y deportivas. Estas actividades te aportan una ayuda para estar física y mentalmente en forma, y vas marcándote objetivos semanales, como perder peso e ir mejorando las capacidades físicas; esto a mi me está ayudando mucho, también las actividades de la escuela, porque de niño apenas fui a la escuela y creo que la cultura es la clave para convivir en la sociedad.

Cuando la vida nos pone en circunstancias adversas hay que asumir y aceptar la situación y sólo mirar hacia atrás para corregir errores. A mi personalmente ante un impacto postraumático me implica encontrar los elementos positivos para aprender y crecer en la adversidad.

No quiero dejar en el tintero a todas las personas sanitarias, bomberos… y en general todas y todos que aportan ayuda a los más débiles, mi agradecimiento personal por la actitud tan positiva que muestran en estos momentos tan difíciles.

Un preso