05-12-2022
Anna Beniamino
Este es un juicio político, que desde el principio tuvo como objetivo la administración de un castigo ejemplar, un juicio a nuestras identidades como anarquistas en lugar de a los hechos, un juicio a aquellxs que no abjuran de sus ideas.
Una masacre atribuida sin pruebas es la culminación de un esfuerzo creciente de la lucha antiterrorista y de la fiscalía por exorcizar el fantasma del anarquismo de acción.
La imposición del régimen del 41 bis a Alfredo Cospito, culpable de mantener relaciones con el movimiento anarquista desde la cárcel, forma parte del mismo diseño. La huelga de hambre hasta el amargo final que el compañero lleva a cabo desde el 20 de octubre es el último recurso contra el aislamiento y la privación sensorial, física, psíquica, contra una mordaza política. Una mordaza que le ha impedido incluso leer los motivos de la propia huelga.
El 41 bis es el grado extremo de ensañamiento de los regímenes diferenciados: cárceles donde el aislamiento continuo y el hacinamiento de las secciones comunes son las dos caras de un sistema destinado a aniquilar a lx individux. Cárceles donde se han producido y se producen masacres, las de verdad: en la represión de las revueltas de 2020, en el goteo de suicidios, en el tratamiento de lxs presxs más pobres y frágiles como «material residual» de la sociedad tecno-capitalista imperante.
Si algo le ocurre a Alfredo Cospito cualquier individux con pensamiento crítico comprenderá quienes son lxs instigadorxs y ejecutorxs de su aniquilación física, al no haber llevado a cabo la política e ideal. Soy consciente de que soy rehén de un sistema que oculta su colapso político, económico, social y medioambiental tras el fetiche de la «seguridad» y el «terrorismo».
Oponerse a esto es necesario. Puedes destruir la vida de la gente, no conseguirás extinguir el pensamiento y las prácticas antiautoritarias. No conseguiréis romper la tensión revolucionaria, no conseguiréis extinguir la anarquía.
Saludo a Alfredo y a todxs lxs compañerxs
Alfredo Cospito
Sólo leo cuatro líneas. Antes de desaparecer definitivamente en el olvido del régimen del 41 bis, permítanme decir algunas cosas y luego callaré para siempre. La justicia de la República Italiana decidió que, por ser demasiado subversivo, ya no podría tener la oportunidad de volver a ver las estrellas, la libertad. Me enterraron definitivamente con una cadena perpetua, que no dudo que me darán, bajo la absurda acusación de haber cometido una «masacre política», por dos atentados de manifestación en plena noche, en lugares desiertos, que no debían ni podían herir ni matar a nadie. No contentos, además de la hostil cadena perpetua, ya que desde la cárcel seguí escribiendo y colaborando con la prensa anarquista, se decidió taponarme la boca para siempre con el bozal medieval del 41 bis, condenándome a un limbo interminable en espera de la muerte. No lo toleraré y no me rendiré, y continuaré mi huelga de hambre por la abolición de la 41 bis y la cadena perpetua hasta mi último aliento, para concienciar al mundo de estas dos abominaciones represivas de este país. En este régimen somos 750 y yo también lucho por ello. A mi lado están mis hermanos y hermanas anarquistas y revolucionarixs. Estoy acostumbrado a la censura y a las cortinas de humo de los medios de comunicación, cuyo único objetivo es dejar en evidencia a cualquier opositorx radical y revolucionarix.
Supresión del régimen del 41 bis
Abolición de la cadena perpetua hostil
Solidaridad con todxs lxs presxs anarquistas, comunistas y revolucionarixs del mundo
Siempre por la anarquía