Mensaje de Miguel Peralta desde algún lugar de la tierra

Porque no olvidamos y seguimos exigiendo que todas y todos sean libres ya, compartimos un saludo y exigencia de libertad, que nos ha hecho llegar desde la persecución, nuestro compañero Miguel Peralta.

Hoy, 14 de diciembre, se cumplen ocho años de que la vida de muchas familias en Eloxochitlán de Flores Magón, Oaxaca, se vio trastocada una vez más por la impunidad que goza la familia caciquil partidista Zepeda Lagunas y aliadxs.

Desde 2012, cuando ejercieron la violencia en contra de quienes se organizan en defensa de su autodeterminación, comenzó una larga lucha que ha llevado a más represión. Entre esos actos, se encuentra la constante persecución de las y los que no han sido sumisxs frente a ese poder.

Así, el día de hoy, continúan 7 compañeros presos, familias desplazadas, órdenes de aprehensión y reaprehensión del compañero, Miguel Peralta, quien después de haber estado en prisión por casi cinco años, nuevamente la justicia indolente, le ha impuesto una sentencia de 50 años de prisión.

Abajo todas las formas de prisión, incluidos todos los partidos políticos y su politiquerías!!

¡¡La libertad de nuestras y nuestros compañeros no está en negociación!! ¡¡Su prisión, persecución y condena es su criminalización por resistir!!

Libres Ya

 

Desde la limitación, detrás de estos barrotes invisibles, en esta celda universal con celadores incrustados en los celulares, en los postes, en los transportes… que sigilosos vigilan y marcan nuestros pasos, pero que no controlan nuestra conciencia ni mucho menos nuestro corazón rabioso. Aquí estoy con las manos atadas con esta nueva sentencia de 50 años de prisión, que me limita a seguir gritando y exigiendo con ustedes la libertad inmediata de mi tío, de mis amigos, de mis compas presos de Eloxochitlán de Flores Magón y del mundo.

En este camino pantanoso nos hemos ido conociendo, cada quien con su fuego, permanente en su barricada. Y que compartimos la impotencia, la angustia, la soledad, la rabia, la solidaridad y la verdadera esencia de la libertad. Reconstruyendo con pedacitos de abrazos y sonrisas que el viento lleva y trae.

Les saludo a todos los compas que están haciendo posible este trabajo: las charlas, las movilizaciones, y que nuestra voz se siga esparciendo en todos los lugares donde haya resistencia, en todos los lugares donde se puedan solidarizar con nosotros, para que les podamos arrancar nuestra libertad.

Les abrazo con mucho cariño, a la comunidad estudiantil, a las maestras, a los maestros, a los trabajadores que resisten en la HENA, por supuesto a la banda de Radio Zapote, que siempre nos ha cobijado, a todes quienes hicieron posible estos encuentros, a las y los participantes de las charlas, discusiones, risas y ruinas, a las que se solidarizaron adquiriendo algún producto, a los que escucharon y audieron las transmisiones, les abrazo.

Creo que más allá de la complicidad absoluta, vamos arrastrando muchas cosas que dejamos de lado, lo rescatable de esta situación es que no existe la clásica pregunta que te hace la banda estando en cana, el ¿como te sientes? ¿qué haces? a lo que yo respondía, pues haciendo antigüedad, ¿los papas? claro, al mismo espacio lo meditaba, ser un tanto sarcástico a todos los elementos simbólicos que acuerpan el sistema de mierda penitenciario, y que los escupimos hasta en nuestros sueños, o hasta con nuestros sueños.

Y bueno, ahora nos hacemos la pregunta anticipada del ¿qué pasará? todo es tan incierto. En este largo trayecto nos hemos enseñado a ser en cierta medida inseguros, de igual manera la paranoia hace lo suyo y empieza a arar nuestra mente, sembrando esa fea sensación de peligro, de estar alerta a todo lo que se mueve a nuestro alrededor. Ahora es diferente porque las rejas son de colores, a veces están disfrazadas de jardines y los muros son transparentes, lo que no cambia son los puestos de control, los torniquetes. Los normalizamos tan rápido, que inmediatamente sacamos la credencial, diez pasos atrás y ya venimos preparando la charola.

En este largo camino que no decidimos caminarlo por nuestra voluntad, sino que nos obligaron a hacerlo. Hemos dado pasos muy lentos, por el peso de esta carga de ausencia, de reacciones, de acciones, ideas, tristezas, desencuentros, sentimientos, enfermedades, pesadillas, corajes. Pero que lo rescatable no es que vamos desaprendiendo de todo lo que vivimos en cada instante, de ese suspiro desde lo más profundo del corazón, que lleva consigo, en su trayecto un pedacito de fuego y esperanza, poniendo en practica el bendito sentido común. Ese que te grita y que su eco se repite desde el vacío, que no parpades.

En la persecución la inseguridad se vuelve el plato fuerte de todos los días, la incertidumbre de ese estar sin mirarnos a los ojos y el deseo constante de comunicarnos, de sabernos libres, de comparar algo o nada a la vez, sin drama o importancia política, pero sobre todo humana. De sabernos que estamos vivos y que vivimos en un momento pausado, acechando la noche con los búhos, inhalando polvo estelar, bebiendo mares de soledad, observando cada noche como reponen las estrellas, como se secan las hojas y el viento las transporta a su destino. El llegar a un lugar y siempre estar alerta buscando las salidas alternas, pasar por puestos de control de la policía pendiente siempre, porque seguro te pedirán alguna identificación. Con esa emoción tan urgente de me van a apañar, y dando fuerza a mis pies para correr sin detenerme como un rarámuri, buscando la libertad en cada paso, de día y de noche. Ese miedo de hablar con extraños y la ansiedad también de hacerlo meramente para comunicarme. El estar seguro que respiro y que puedo tener la facultad de sentir, de traspasar esa realidad, de contar historias a medias como esta, parecida a mis vivencias. De cambiarme el nombre y aprenderme algún número de memoria, una dirección y el caminito por si algún día vuelvo. No se sabe qué nos depara el destino, pero hay que irlo trazando, porque no creo en el futuro, ¿será esta una contradicción?

Existe un vacío muy extraño, un ambiente desolador, nada evitable, y eso está dentro de mi ser. Esa sensación de extrañar todo al mismo tiempo, a mi compañera, a mi familia, a mis amigas, a mis amigos, a mis conocidos. Y así no puedo seguir más, pero los aprecio, gracias por escucharme y nos vemos pronto.

Salud y anarquía