Lo único esperanzador de leer vivencias tan devastadoras como las que adolescentes ingresadxs en unidades infantojuveniles de psiquiatría están compartiendo, es saber que compañerxs tan jóvenes están ya organizándose desde edades tan tempranas en la defensa de sus derechos, en la denuncia colectiva del maltrato generalizado y en el grito colectivo, aullido que compartimos: ¡En las unidades de psiquiatría de nuestro territorio, hoy y cada día se ata, acosa, maltrata, abusa y tortura!
Y sí, desgraciadamente sabemos que en las unidades infantojuveniles TAMBIÉN es esa la realidad cotidiana, ante la incomprensible pasividad del Defensor del Menor, de las organizaciones en defensa de los derechos de la infancia, de organismos internacionales, y por supuesto, contando con el silencio cómplice de profesionales de salud mental, de los medios de comunicación y a menudo, de familiares que conocen la realidad o que ponen en duda a sus hijxs cuando se la cuentan.
Cuando a pesar de la opacidad imperante se consiguen datos sobre contenciones y coerción en las unidades, se sabe que en las unidades infantojuveniles se ata aún más que en las de adultos; los datos hechos públicos en Navarra al respecto eran estremecedores (y de nuevo incomprensiblemente, sacarlos a la luz no supuso tomar medidas en contra). Algunos extractos de esos datos:
“Los datos muestran que la práctica de sujetar a la cama al paciente es frecuente para quienes ingresan por sufrimiento mental [en las Unidades de Hospitalización Psiquiátrica]:
Algo más de 1 de cada 10 pacientes es sujetado en el Hospital Reina Sofía de Tudela, algo más de 1 de cada 5 en el Complejo Hospitalario de Navarra, en Pamplona, y 1 de cada 3 pacientes menores de edad es contenido cuando ingresa en la Unidad Infanto-Juvenil de dicho Complejo.
Resulta notable la contención en la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica Infanto Juvenil, del Complejo Hospitalario de Pamplona, donde se ha llegado a contener a un niño de once años, a una niña de 12 años, a tres niñas y un niño de 13 años.
Se sabe, por las referencias de profesionales, que en ocasiones también han sido contenidos niños con 10 años y menos, y menores con discapacidades intelectuales y motoras.
La duración de la contención fue de media 28 horas en infanto-juvenil, mayor que en adultos.
El número de puntos refleja una mayor o menor inmovilización de la persona. Entre las modalidades de sujeción hay una clara elección de la de 5 puntos, de mayor inmovilidad. En menores esta modalidad de inmovilización llega al 75,6% de los menores y niños contenidos, la mayor frecuencia de las tres Unidades de Hospitalización Psiquiátrica de Navarra. También el uso de cuatro puntos es más frecuente en esta unidad de ingreso de menores.”
Estos datos se hicieron públicos en diciembre del 2018. ¿Su repercusión? Si leéis esto hoy, ya os imagináis cuánta tuvo. ¿Las medidas tomadas para impedir que siguiera pasando? (Silencio de las administraciones).
Niñxs y adolescentes encerradxs en unidades infantojuveniles psiquiátricas están organizándose para denunciar los maltratos que allí viven. ¿Cómo de distintas habrían sido nuestras vidas si ya de adolescentes hubiéramos tenido capacidad de hacer algo así? ¿Qué peso me habría quitado sin esta sensación constante de que llegué tarde a mi autodefensa? No lo sé, no lo voy a saber nunca. Pero escuchad: niñxs y adolescentes gritan HOY su maltrato, lo hacen público, lo denuncian. POR FAVOR, que su grito no caiga en saco roto. Que su denuncia pública tenga consecuencias. Que como sociedad sepamos escuchar, sepamos hacer justicia, sepamos reparar y sepamos proteger a todxs esxs niñxs y adolescentes en riesgo de sufrir maltrato y trauma de quienes dicen que van a cuidarles como profesionales de salud mental. Familias, estad alerta. Que no les pase como a nosotras a todas las generaciones que vienen detrás. Ellas no llegan tarde a su autodefensa colectiva, ya la han iniciado. Escuchadles. Basta de maltrato cotidiano en psiquiatría. Basta de un sistema perverso que confunde interesadamente cuidados con control y acompañamiento con vigilancia, que pervierte la idea del cuidado, que retraumatiza, MALTRATA y violenta cada día.
Y gracias, GRACIAS, por vuestro grito, por gritar lo que nosotras, yo misma, tardé tantos años en poder gritar.
Vuestro futuro va a ser distinto, tiene que serlo.
Marta Plaza