11-03-2019
Hola compañeros/as:
Soy Carmen Badía. Hace tiempo que no os escribía, como tampoco me llegan vuestras cartas (algunas certificadas), no entiendo lo que ocurre con el correo, aunque era de esperar.
Estoy esperando al Notario y tampoco viene. Estoy esperando resolución a mi petición de permiso y tampoco me la dan. Estoy harta, hartísima de todo y todos.
Este será mi último comunicado. No pienso luchar más, total ¿para qué? Nada cambia ni cambiará. Los inocentes vamos a la cárcel y los culpables viven de puta madre con el apoyo de quienes deberían impartir justicia. JUSTICIA que en este país de pandereta no existe. Juzgan y condenan a los inocentes y caso resuelto. Si esto lo están leyendo personas de alma noble y buenos sentimientos a ellos me dirijo: no os fieis de las noticias ni de lo que os digan. Sed vosotras/os mismos y creed lo que veáis y, aún, así, hacedlo con cautela. No es oro todo lo que reluce, ni verdad todo lo que que se ve.
Un año en Zuera y todo igual. Sola en el módulo de enfermería, encerrada las 24 horas, día y noche. Me encuentro mal, hay días pésimos, ya no sé de qué quejarme, pues es todo el cuerpo, me duele todo sin excepción. Pero sobre todo el riñón izquierdo, es continuo el dolor, los pinchazos y el malestar me impiden dormir del dolor que parezco y ni los calmantes más fuertes consiguen hacer efecto. Sé que están fallando los riñones desde la quimioterapia no funcionan, y si a eso le añado el corazón que palpita aceleradamente y la medicación que no surte efecto. Además, el riñón izquierdo está trasplantado por error del Hospital de Tarrasa, donde llevan a los presos de Brians 1 en Cataluña, eso da fe del trato que se nos da a los presos y presas que necesitamos atención médica.
Escucho hoy la información de las pruebas que se hacen a los presos en un centro penitenciario de Andalucía (en los penales de Huelva y Córdoba)- En el periódico se explica como en ambas cárceles prueban la estimulación con electrodos para calmar a presos como parte de un experimento. Ello demuestra lo poco que les importamos, nos tratan como cobayas humanas, de eso les servimos a Instituciones Penitenciarias: para hacer pruebas con nosotros. Sin comentarios, la noticia lo dice todo y habla por sí misma.
Se me olvidan las cosas más básicas, cada día noto la pérdida de memoria y eso me preocupa muchísimo. Si teniendo plenas capacidades lo pasas mal, con pérdida de memoria no quiero ni imaginármelo.
Por todo ello ahora que aún puedo, os doy las gracias a todas/os los que habéis estado a mi lado estos largos años de injusticia y, sobre todo, desde que me detectaron este maléfico cáncer que hace que no levante cabeza, no os podéis ni imaginar lo que es tener esta enfermedad estando privada de libertad, sin los cuidados más básicos y con las carencias, no tan solo alimentarias, sino las más necesarias: las afectivas.
De nuevo gracias a todas/os y os deseo de todo corazón mucha suerte, y que la tengáis para que a estos que se supone que deben defender a los débiles, no se les crucen los cables y, por odio, venganza o rencor, vayan a por vosotras/os.
Miles de besos, un fuerte abrazo solidario y todos mis mejores deseos para que no os veáis NUNCA, perseguidas/os por la justicia.
Con todo mi cariño, vuestra madre, hija, compañera, amiga. Un millón de gracias por todo y no os rindáis NUNCA.
Carmen Badía.
P.D. Pensad en Nelson Mandela, yo lo hago a veces, 30 años encarcelado, 30 años, toda una vida. Yo llevo 14 años, 14 años defendiendo mi inocencia y aquí estoy esperando. Esperando. Mandela, al menos, estuvo por sus convicciones y por defender los derechos de Sudáfrica, pero yo ¿qué hago aquí? Decídmelo vosotros porque yo no encuentro respuesta.